GAIA Y CEREBRO PLANETARIO

La Tierra como organismo vivo 

El astrónomo Johannes Kepler (1571-1630) consideraba las matemáticas como un lenguaje común a los hombres y la divinidad manifestada en la Naturaleza. Además, concebía que el cuerpo de la Tierra sólo puede estar vivo "y como la vejiga segrega la orina, así como las montañas producen los ríos... y como en las venas de los seres animados se efectúa la generación de la sangre y del sudor que es expulsado fuera del cuerpo, del mismo modo en las venas de la Tierra se efectúa la de los metales, de los fósiles y el vapor de agua".

Según Kepler, el agua de la Tierra es su alimento. La Tierra percibe las configuraciones armónicas de los planetas, el Sol y la Luna, y participa de esta armonía celeste. Tiene un sentido táctil y auditivo, igual que una memoria. Digiere, respira y puede estar enferma. Es el anima telluris.

El cerebro planetario

Está teniendo lugar el desarrollo imapable de una especie de "red nerviosa" del planeta o sistema de información, altamente ramificada, sensitiva y abierta. El concepto rígido de nación y soberanía se está derrumbando gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación. Se libra una guerra contra lo fragmentario, parcial y analítico, al mismo tiempo que la economía se ha globalizado, a través del concepto de redes multinacionales, transnacionales, de organizaciones intergubernamentales, con todos los riesgos que esto entraña. Esta red está formada por unidades altamente sofisticadas y densamente interrelacionadas como las neuronas de un cerebro, un cerebro planetario.

Para resolver los problemas que se presentan son necesarios métodos que faciliten la transferencia de conocimientos entre la química, la física, la biología, la medicina y muchas otras ciencias. 

Archivos cósmicos y sistema Tierra-Luna

Según algunos movimientos globalizantes, la Tierra tiene un código evolutivo y un banco psi (Archivos Akáshicos). Habría tenido lugar un cambio de resonancia biopsíquica que traería a la experiencia consciente de la Humanidad las facultades del hemisferio derecho del cerebro, responsable de las tareas inconscientes. Será el comienzo de un período de sintonización del hombre con las fuerzas de la Naturaleza, una "transformación", para que el planeta ascienda, actualizando las vibraciones de todos sus puntos de poder, naturales o históricos: rocas, cañones, montes sagrados, cuevas, pirámides, templos, catedrales, etc. Surge una visión de asociación con la tierra, en la que no sólo nos nutrimos de su aire, de sus productos, sino que le correpondemos de una forma más sutil con receptividad e intuición. Los fenómenos Psi que se desprenden del ser humano evolucionado es el alimento que hace falta al Sistema Tierra-Luna.