CONCEPCIÓN EGIPCIA DEL ALMA

Concepción egipcia del alma

Los antiguos egipcios creían en el alma desde la idea y la forma de un doble oculto, que se escapa de lo humano en el momento de la muerte. La palabra “alma” no tenía equivalente para los egipcios. Pero su noción de la naturaleza de la palabra, se dividía en cinco matices sutiles: el ka, el akhs, el ba, la sombra y el nombre.

El ka, algo así como el alma (anima), era como una reserva de las energías vitales de los humanos. Estaba representado por un pájaro con cabeza humana.

El akh pertenecía al cielo y significaba también espíritus, genios, intermediarios, ángeles, aparecidos. Estaba representado por el ibis (ave pelencaniforme) con penochas.

El ba era un aspecto del alma humana que, después de la muerte, emprendía una cierta vida errante. Era por lo tanto, una especie de fantasma, con un cierto poder material.

A esta trinidad espiritual del hombre añadían la personalidad secreta de la sombra (Sheut) y del hombre (Ren), que simbolizaban la esencia íntima (la sombra recuerda el yo interior de los psicoanalistas).

En los otros pueblos antiguos, el alma es una noción que liga el ser humano a la inmortalidad, a Dios, a otro mundo exterior y cósmico.