EL MITO DE LA MADRE TIERRA GAIA




La visión fragmentaria del hombre y de la vida, el determinismo positivista, el mecanicismo, todo lo que ha hecho creer en la ilusión del progreso de la modernidad decae. Un nuevo mito ha aparecido y habla de integración y globalidad, conciencia planetaria, vivificación de la Naturaleza y una mayor atención hacia la persona. Existiría una cierta vibración nueva, que según algunos es la manifestación de la inversión del campo mental que nos regía desde el siglo XVII. El mito del progreso se ve sustituido por la sincronicidad y el aquí-ahora que puede inducir a la liberación de una gran cantidad de inspiración.


Al principio fueron los Misterios

El misterio es antiguo. A la lumbre de las antorchas,  procesiones nocturnas de adolescentes, entonando las letanías de alabanza, iban a iniciarse en los rituales de fertilidad de los Misterios de Eleusis.

Los Misterios eleusinos eran ritos de iniciación anuales, que se celebraban en Eleusis (ciudad griega) con el culto a Deméter (la madre): diosa griega de la agricultura, nutriente de la tierra verde y joven, ciclo vivificador de la vida y la muerte, y protectora del matrimonio y la ley sagrada; y Perséfone:  Hija de Zeus y de Deméter. Esta joven doncella, es raptada por Hades convirtiéndose en la reina del Inframundo. De todos los ritos y cultos mistéricos celebrados en la antigüedad, éstos eran considerados los de mayor importancia. Más adelante, Parménides, padre de la filosofía griega, introdujo en el Misterio la hipótesis del Ser.

La caída del hombre moderno

Pero la Divinidad, con sus oscuros designios, manifestados en causas de tipo histórico y sociológico, hizo que el nombre, movido por una morbosa curiosidad, quisiera penetrar en el seno del Misterio por la puerta pequeña, y que tuviera lugar la lamentada e inexorable fragmentación del Atomo Mistérico (Ser Parmenídeo), en manos de la escuela atomista de Leucipo y Demócrito.

Desde entonces ha tenido lugar una mayor diferenciación de las diferentes ramas del saber humano. En un principio la Filosofía englobaba todos los alicientes humanos por el conocimiento. Pero a partir de ahí, comenzaron a desgajarse de ella lo que hoy en día conocemos como ciencias: la Matemática, la Fisica, la Lógica, la Astronomía, etc., llegando a formar ese descomunal entramado de especializaciones. La Ciencia, al hacerse analítica, se comenzó a dividir en partes, a diferenciar, a separar.

La restitución de los Misterios

Ya a finales del siglo XIX, en el seno de la Ciencia por excelencia, la Matemática, ha comenzado a plasmarse un patrón inverso de unificación y estudio de la globalidad, del Todo y de sus relaciones con sus elementos constituyentes. No es de extrañar que en esta ciencia se haya recogido de una manera tan clara, el paradigma de lo Global, pues la palabra "matemática" proviene de "matematikoi", que era como se denominaba a los discípulos de la escuela mistérica del filósofo griego Pitágoras.

En las últimas décadas algunos estudiosos contrariados por la desesperante fragmentación de la vida contemporánea, han comenzado a vislumbrar que en el estudio del Espacio y de sus propiedades globales se encuentra la posibilidad de una restitución de la pureza virginal del Átomo Parmenídeo, una puerta de entrada al Misterio. Hay algo que está sucediendo en el mundo, confundido en la avalancha de informaciones y acontecimientos diarios y envuelto entre la informática, la cibernética y la ciencia. Hay esperanza de una transmutación, no ya de una cultura sino de toda una civilización. 

Gaia y la visión global

A finales de los años 60 del siglo pasado, surgió de nuevo (ya vislumbrada a fines del siglo XIX) la idea de Gaia, Gea, Cibeles, es decir, la Diosa madre. Según los partidarios de la teoría, la comunidad de los seres vivientes que constituyen Gaia, desde las ballenas a los virus, de los árboles a las algas, se considera un superorganismo vivo, una entidad viviente capaz de transformar la atmósfera del planeta para adecuarla a sus necesidades globales y dotarlas de facultades y poderes materiales y espirituales que exceden, como sucede en todo sistema, a los que poseen sus partes constitutivas. Técnicamente es un sistema de homeostasis (autoajuste) y biocibernética universal. O dicho en otras palabras, la presencia de la red de la naturaleza con tendencia a equilibrar el todo, y no a resolver una sola parte.

Gaia representa también un nuevo concepto de causalidad mundial, basado en un nuevo nivel de complejidad en el mundo en que vivimos. Ese nivel es Gaia. Está diseñada para el ser humano en búsqueda de expansividad, de contemplación y de interrogación como alternativa a la vida sin incentivos, gris, sórdida o embrutecida por las luces, el ruido y otras agresiones al medio ambiente, aletargadas por la monotonía del ritual diario del trabajo y la televisión. Es también una plasmación global del principio que asegura que la Vida proviene de la Vida.

Nueva era y neopaganismo

El término holístico (del griego holos, todo) y otros relacionados, como global, sinergia, etc., han pasado al lenguaje popular. Ha dado lugar a movimientos y a todo un supermercado espiritual de modas y corrientes culturales. Se trataría en teoría de la aparición de nuevas percepciones integradoras, con nuevas metáforas para comprender la realidad. La salud holística, por su parte, se basa en la idea de que el bienestar del individuo depende de una integración de lo físico, lo espiritual y lo mental, y al mismo tiempo esa integración tiene que complementarse con una integración en el mundo.

El pensamiento cartesiano, que se basa en una lista de componentes separados, dejaría paso a la Teoría de lo fragmentario de los problemas e interrogantes. Los enfoques ecológico y de sistemas, comparten el mismo impulso hacia la Síntesis.

La imagen de la Tierra como una personalidad viva ha conectado con el inconsciente colectivo de la Humanidad, lo que ha dado lugar al resurgimiento de un paganismo que afirma tener una misión exopsíquica y cuya meta sería la restauración del vínculo entre Persona y Planeta.

Estos movimientos a veces tienden a conceptualizar la idea del Todo y a desdibujar la de Dios, en favor de lo puramente telúrico favoreciendo el contacto con las entidades oscuras, daimónicas, la idolatría y la práctica de la brujería. Sin embargo, el arraigo maternal-terrenal del ser humano ayuda a comprender los lazos filiales que no unen con nuestro mundo. Este principio femenino yin complementa  al masculino yang (cielo-padre). Existe un "lado oscuro del alma", una sombra que convive con el ser humano y que para muchos forma parte del vitalismo de la naturaleza y que también se halla en torno y en el interior de nosotros, sería también el ánima que describe Jung  el eterno femenino vinculado al inconsciente masculino representado por diosas u otras criaturas femeninas.