LA SEXUALIDAD EN EL PALEOLÍTICO SUPERIOR



Bajo el influjo de una economía de caza como la del paleolítico, los grupos humanos debieron de situar a los hombres adultos a un nivel suprior al de las mujeres y niños, pues a ellos les correspondía enfrentarse contra los animales salvajes, luchas cruentas en las que muchos de estos hombres podían perder la vida; la necesidad de atacar y defenderse tuvo que ser la obsesión cotidiana de estos cazadores. La principal probabilidad de la supervivencia del grupo estaría amparada en la fecundidad de sus mujeres, aunque el deseo por perpetuar la especie no seria su única necesidad imperiosa pues la sexualidad también podría haber estado dominada por el erotismo.

Rituales mágicos relacionados con la procreación

Es de suponer la existencia de rituales mágicos propiciatorios, dedicados a la concepción ya que es muy probable que esas mujeres sintiesen la necesidad de una protección sobrenatural en el parto, para que el nuevo ser que iba a nacer viniese protegido por los espíritus posiblemente por cuento la mortandad infantil en aquellos tiempos tendría unos índices muy elevados, debido a causas diversas y que lógicamente achacarían a las fuerzas del mal.

Simbolismos rituales dedicados a la procreación, los podemos entrever en algunas representaciones femeninas asociadas con figuras de animal posiblemente demostrando la existencia de ceremonias en las que se trataba de hechizar mágicamente a la bestia, o lograr retransmitir su fortaleza al ser que se engendraba en el vientre de la madre.

La relación entre la tierra y la mujer

La mujer tenia a su cargo el cuidado de los niños y otras labores que no ofreciesen peligro, como podría ser la preparación de alimentos, recolección de frutos silvestres, raíces comestibles, moluscos, etc. Debido a su contacto continuo con la naturaleza vegetal, la recolección irá adquiriendo poco a poco importancia; estas mujeres aprenderán a observar los efectos que causan en el mundo vegetal los periodos climatológicos y el mecanismo del renacer periódico de las plantas y se introducen en el misterio de la vida del que también ella forma parte.

Lo mismo que con la tierra, tras larga y paciente espera, en ella se aprende a descifrar que todo se resolverá después de determinado número de lunas, lo mismo en las fases femeninas de la gestación, como en el resurgir de las plantas. Es lógico pues, que en este clima mágico y emocional de aquellos tiempos, se orientase la mente de la mujer hacia un nuevo concepto que surge de forma natural de su función procreadora y recolectora: hacia la futura cultivadora de frutos vegetales comestibles; lo que será una realidad miles de años después.

Todo ello influirá con el tiempo para proporcionar a las mujeres prehistóricas una orientación religiosa especifica, la del reino vegetal y el misterio de la procreación.

Ritos e iniciación sexual

Estas sociedades primitivas, dejando aparte sus conceptos mágicos, tuvieron que estar fuertemente ligadas a la sexualidad, y las prácticas de la misma no debieron de ser indiferentes a las ceremonias de iniciación a la pubertad. Algunos investigadores señalan que estos rituales constarían de dos categorías principales (como sucede con algunos pueblos naturales que sobreviven en nuestros días): 

Ritos de "transito": Los primeros estarían dedicados a las nuevas formas de vida para el individuo, la pubertad, el matrimonio y la muerte. Una de las ceremonias más complicadas y a veces trágica, fue la dedicada a la pubertad, época que coincide con el despertar sexual en el adolescente y su entrada al mundo de los adultos. La finalidad de dichos rituales es demostrar la resistencia al dolor, por lo que se le inflige un daño fisico, como queda demostrado con las prácticas de la circuncisión o amputación de alguna falange de dedo (existen diversos sacrificios dedicados a estas ceremonias entre las comunidades primitivas actuales, para púberes de ambos sexos). Solamente así, se se reconocerá su condición de hombre y se le iniciará en la virilidad. Una vez pasada su prueba de sufrimiento y en medio de gran solemnidad recibirá instrucción sobre los misterios sexuales.

Ritos de "intensificación". el hombre, buscará protección para las enfermedades, el hambre, y las inclemencias climatológicas, por lo que no regateará esfuerzos para robustecer o intensificar sus relaciones entre él y los poderes invisibles del más allá.

Arte rupestre y sexualidad

En el "arte moviliar", término general para describir los objetos pequeños y portátiles efectuados por los artistas de esta época (33.000 a 10.000 años a. de C.), como en el "arte mural o rupestre" plasmado sobre los frisos rocosos de innumerables cuevas ha proporcionado gran documentación para extraer algunas conclusiones provisionales, en un intento por conocer el mundo sexual de nuestros antepasados.

Sus inquietudes en este campo aparecen en la gran variedad de estatuillas femeninas encontradas y conocidas como "Venus paleolíticas", en las que queda claramente demostrado el interés del artista por resaltar sus caracteres sexuales y prescindir de los demás detalles de la figura, como el caso de la llamada Venus de Willendor (izquierda), en Austria, que mide 11 cm. de altura, realizada en piedra caliza fina, que nos muestra un cuerpo de mujer ya entrada en años; sus pechos y vientre son voluminosos, como también sus caderas y muslos. Los órganos genitales están muy remarcados, pero no su cara y extremidades, que fueron muy esquematizadas. Es interesante apuntar que la figura  hay restos de pintura roja.

Estas "Venus" y algunos objetos de hueso o marfil en los que se grabaron personas desnudas, son los testimonios más antiguos sobre este tema.


También es muy famosa la "Venus del cuerno" de Laussel (Dordoña. Francia). Aparece esculpida en altorrelieve fuertemente tallada en un bloque de caliza, y cuya extremada gordura simboliza la abundancia y la fecundidad, todo su cuerpo fue esculpido menos la cabeza; también aquí hay restos de pintura roja (símbolo de la vida). El simbolismo mágico que encierra esta imagen no ofrece duda y encontramos paralelo con rituales de algunos pueblos algunos pueblos primitivos africanos, en los que un cuerpo relleno de sangre, es utilizado como símbolo supremo de la fecundidad.


Culto a los órganos sexuales por su poder reproductor

Las estatuillas femeninas, como ocurre con la mayoria de las creaciones artisticas de aquella época, han servido para exponer las más variadas hipótesis entre los investigadores, algunos rechazan que estas imágenes escultóricas tengan que ver con las inquietudes mágico religiosas de las gentes del paleolítico y otros en cambio exponen que estas producciones abundarian para satisfacer el deseo de los hombres en ver el cuerpo desnudo de una mujer, ya que serían contadas las ocasiones de poderlas contemplar asi, a causa del clima extraordinariamente frío de aquellos tiempos. Sin embargo, frecuentemente el artista escultor no se interesó por el rostro ni extremidades, ya que carecían de interés en el mundo mágico-religioso del culto a la fecundidad, estas obras, representan simbólicamente a la mujer procreadora y se les remarcaba con extraordinaria fidelidad anatómica, a veces, hasta de forma exagerada, el monte de venus.

Asi, órganos sexuales fueron objeto de culto, tanto los femeninos como los masculinos. Las representaciones fálicas aparecen en el interior de algunas cuevas, en las que la mente creativa de aquellos artistas de la prehistoria adivinaron entrever el falo en algunas formaciones rocosas naturales, sobre el cual se pintaron y grabaron simbolismos diversos.

Muchas de estas representaciones simbólicas del sexo, son estilizadas en formas diversas. El investigador francés Leroi-Gourhan ha intentado descifrar su significado, y nos expone que el símbolo femenino está representado en los signos conocidos como triangulares, rectangulares, ovales y en forma de clavo. Los masculinos aparecen a modo de ganchillo o propulsor, dentados, trazos continuos o interrumpidos, simples y dobles.

También expone sus teorías sobre los caracteres femeninos y masculinos que él adivina en muchas representaciones de animales: en su teoría el bisonte corresponderá al carácter femenino, y el caballo al masculino. Por lo que la disposición de estas imagenes es fundamental para sus estudios de identificación del simbolismo mágico-sexual plasmado en estas obras. De ser asi, no cabe duda de la clara preocupación de aquellas comunidades en el campo de la procreación lo mismo humana que animal.