ARTE RUPESTRE Y PALEOCONTACTO



Los gigantes Jabbaren

En el corazón del Sahara, en la región de Tassilí N`Ajjer, en un macizo situado en el interior del desierto, al nordeste de de la cadena  montañosa de Hoggar, al sur de Argelia, Henri Lothe descubrió una misteriosas pinturas que se encuentran en un lugar denominado Jabbaren, que en idioma de los tuaregs (los nómadas que pueblan aquel lugar) significa “Gigante”. Se trata de pinturas rupestres, cuya edad puede remontarse a más de 8.000 años a. C. y parte de la cuales representan a unos seres gigantescos que se asemejan a astronautas enfundados en sus escafandras. El mayor de estos gigantes (que mide 6 metros de altura, y se trata de una figura incompleta, o sea, sin extremidades inferiores) indujo a Lothe a bautizarlo con el nombre de “Gran dios marciano”.

En la región de Fezá, al sudoeste de Libia, los hombres rupestres pintaban con tierras, huevos o leche sobre las rocas. Es sorprendente cómo han podido conservarse estas impresionantes obras del arte primitivo; aunque poco sabemos del arte gigantesco que floreció en el macizo de Tassili. Solo podemos describir el aspecto del gigante vestido con una extraña indumentaria.

La cabeza del coloso denominado "Gran dios marciano” es redonda y da la sensación de hallarse protegida por un casco que tiene una especie de pequeña obertura (hublot, dice su descubridor), “para permitir la visión en el sentido de su marcha hacia delante”.

Teoría de los falsos dioses extraterrestres

El descubrimiento del estraño gigante no es el único de su género. Existen otros gigantescos “Jabbaren” en toda la región de Tassili pintados sobre las rocas. Además, en los Alpes italianos, en Perú o Méxíco también se han descubierto otras curiosas figuras rupestres que harían pensar en la presencia en la Tierra de estos seres de origen…¿Extraterrestre?




En Japón existen extrañas leyendas acerca de unas misteriosas figuras llamadas Dogu que también recuerdan a los actuales astronautas. ¿Significa esto, como dijo el escritor u ufólogo Alexander Kazantsev, que fuimos visitados por gentes del espacio cuando la Tierra se hallaba en plena prehistoria? 

Mucho se ha especulado al respecto por ejemplo con la desaparición de un planeta que pudo existir entre Marte y Júpiter; un astro que algunas teorías cosmogónicas consideran desparecido debido a algún cataclismo, del que quedan sus restos en forma de millones de asteroides entre las órbitas de ambos planetas (el Cinturón de Asteroides). Algunos han interpretado su desaparición como producto de una catástrofe de origen artificial, atómica por ejemplo. Algunos representantes de la remota civilización pudieron haber llegado a la Tierra sin poder regresar a su planeta de origen, y mezclados entre los hombres prehistóricos, tal vez fueron adorados como dioses, antes de ser evocados por el arte rupestre.

Pinturas rupestres del Sahara

Si exceptuamos la antigüedad de 10.000 años indicada por Lothe, del Gran dios marciano, el resto de pinturas prehistóricas saharianas datan de fechas muy distintas. Según el arqueólogo Alberto del Castillo pertenecen a varias épocas: 

“Se distinguen diversos y sucesivos periodos. Incluso en un mismo fresco hay figuras superpuestas de momentos distintos. El periodo más antiguo lo constituirían los animales salvajes sueltos, de gran tamaño, como en el caso del arte rupestre levantino español. Podrían ser del final del Paleolítico. También es antiguo (quizás de la transición al Neolítico) el periodo de las “cabezas redondas”. Sigue un tercer período, ya neolítico, denominado bovidense por la abundancia de vacas y de toros. Aunque aquellas gentes continuaban practicando la caza, su ocupación principal era la ganadería y el pastoreo. Los frescos representan escenas de estas actividades y también de guerra y de las ceremonias mágico religiosas, en relación sobre todo con la reproducción. Son auténticos reportajes gráficos de la vida tribal en general. En esta fase podría situarse la única fecha posible de datación absoluta. Cerca de una de esas covachas, la de Uan Muhuggiag, fue hallada una momia negroide infantil, fechada por el procedimiento del carbono 14 en el año 3.500 a C., que no estaría muy distante de esa fase pastoril”. 

Las pinturas más recientes reproducen escenas de guerra. Por aquel entonces, el Sahara ya no seria el fértil vergel que habría sido muchos siglos atrás. Parece que estas obras pretenden reproducir con la misma infantil objetividad que los "cosmonautas" de Tassili, carros de combate egipcios, pertenecientes a la XIX dinastía (1295 a 1186 a. C). El terror de los faraones, los poderosos señores de la época, vino a reemplazar la hipotética adoración a los "hombres del espacio"; tal vez dioses de religiones hoy ignoradas. 

El desierto se fue adueñando de lo que había sido un fértil terreno. La desecación del Sahara se hace cada vez más rápida y la vida se apaga. Los que quedan, los hombres que tal vez estaban en posesión oral de antiguos misterios, huyen del desierto que avanza y de los carros de guerra del faraón. La escasez de agua y el nomadismo, se llevan lentamente el secreto del pasado. Y la imagen cada día más enigmática del “Gigante de Tassili”, se levanta hasta seis metros sobre la roca, como otra esfinge del desierto.

Secuencia de una pintura de Tassili