LOS ÍBEROS. ORÍGENES Y CULTURA


UN PUEBLO PREINDOEUROPEO

Iberos fue como llamaron los antiguos escritores griegos a las gentes del este y sur de la península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, con cultura y costumbres diferentes. De estos pueblos escribieron al menos desde el siglo VI a. C. Geográficamente, Estrabón y Apiano denominaron Iberia al territorio de la península ibérica

La raíz cultural de los íberos se remonta, por lo menos, al primer neolítico mediterráneo: la cultura agro-pescadora de la cerámica decorada con impresiones de borde dentado y sinuoso de conchas de berberecho, que se extendió desde el Adriático hacia occidente, influyendo en los aborígenes paleolíticos y asimilando las regiones costeras del Mediterráneo occidental en el V milenio a. C.

HIPÓTESIS SOBRE LOS ORÍGENES
  • Llegaron a la península ibérica en el periodo Neolítico (entre el quinto milenio a. C. y el tercer milenio a.C.). Se basa en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas que indican que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este. 
  • Formaban parte de los habitantes originales de Europa occidental y de los creadores de la gran cultura megalítica que surge en toda esta zona, una teoría respaldada por estudios genéticos.

LENGUA

La lengua ibera es una lengua paleohispánica que está documentada por escrito. Las inscripciones más antiguas son del siglo V a. C. la mayoría de textos en lengua íbera son incomprensibles, puesto que es una lengua sin parientes suficientemente cercanos que sean útiles para la traducción de textos.

ESCRITURA


La escritura ibérica es uno de los principales testimonios del desarrollo cultural con personalidad propia de los iberos. Sin embargo, no ha sido posible su traducción. Es una escritura de tipo mixto, silábica y alfabética, que posiblemente procede de una escritura más antigua de origen fenicio o chipriota.

ORGANIZACIÓN SOCIAL

La sociedad íbera estaba fuertemente jerarquizada en varias castas sociales, todas ellas con la misión de hacer funcionar una sociedad para mantener su ciudad.

La casta guerrera y noble era la que contaba con más prestigio y poder. Aparte de las armas, poseer caballos otorgaba también gran prestigio y reflejaba poder y nobleza.

Era importante la casta sacerdotal que era el vínculo entre la vida y la muerte. Las sacerdotisas gozaban de gran prestigio, ya que estaban en continuo contacto con el mundo de los dioses, aunque también había hombres que desarrollaban una tarea mística, como los sacerdotes lusitanos, que leían el futuro en los intestinos de los guerreros enemigos.

Otra de las castas era la de los artesanos, apreciados porque hacían los ropajes con los que se vestían y resguardaban del frío, elaboraban calzado,  modelaban vasijas en las que guardar agua y alimentos y, sobre todo, les hacían armas y armaduras con las que se distinguían de las otras castas más bajas. Finalmente estaba la gente de distintos oficios que se dedicaban a los trabajos más duros.

EL GUERRERO ÍBERO



Su carácter fue descrito por los griegos, quienes se fascinaron por unos soldados que se lanzaban al combate sin miedo alguno y que resistían peleando sin retirarse aún con la batalla perdida.


RELIGIÓN

Lo poco que se conoce respecto a los dioses íberos es gracias a escritos de antiguos historiadores y filósofos, y a algún que otro resto arqueológico. De lo que se tiene constancia, es que algunos animales formaban parte de este mundo, ya fuese como dioses, símbolos, vínculos con el mundo mortal y sus espíritus, o el mundo divino. El toro representaría la virilidad y la fuerza. El lince estaba vinculado al mundo de los muertos. Los buitres llevaban las almas de los guerreros muertos en las batallas al mundo de los dioses.

LAS CIUDADES

Las ciudades iberas estaban construidas junto a colinas, en lugares estratégicos, controlando las vías de paso, lo que les daba una importante ventaja frente a los enemigos; solían estar circundadas por muros de piedra y adobe, sobre los que se disponían torres de vigilancia y las puertas de la ciudad. Los asentamientos construidos en llano nunca estaban amurallados y tenían una funcionalidad económica, agrícola y ganadera.