EL CENTRO DEL MUNDO. AXIS MUNDI


Axis mundi o "eje del mundo" es un símbolo presente en numerosas culturas. La idea expresa un punto de conexión entre el cielo y la tierra en el que convergen todos los rumbos de una brújula, donde las relaciones se establecen entre reinos superiores e inferiores.

Este espacio es el ombligo y punto de partida del mundo (femenino y masculino). Puede tener una forma natural (montaña, árbol, columna de humo, fuego, hoja) o de una creación humana (torre, escalera, pilar, cruz, campanario). Aparece tanto en contextos religiosos como mundanos. Según Mircea Eliade:

 "todo microcosmos, toda región inhabitada, tiene un centro,  un lugar que es sagrado por encima de todo".

El símbolo nace de una percepción psicológica natural y universal: el lugar que uno ocupa se sitúa en "el centro del mundo". Este espacio es el microcosmos ordenador conocido. Fuera de los límites del microcosmos, se encuentran reinos extranjeros que, por desconocidos y desordenados, representan el caos, la muerte y la noche. Desde el centro podemos aventurarnos hacia cualquiera de los cuatro puntos cardinales y descubrir y establecer nuevos centros que pasan a ser nuevos reinos conocidos y asentados.

Dentro del universo central conocido, las altas montañas son sagradas para las gentes que viven cerca de ellas. 

Para los antiguos hebreos, el Monte Sion representó la Colina de Jerusalén o Sion, que es la ciudad de Jerusalén y la Tierra de Israel. La escalera de Jacob (por la que los ángeles ascendían y descendían del cielo) es una imagen del axis mundi.

Para los cristianos, este símbolo se expresa en la cruz situada en el Monte Calvario (donde Jesús fue crucificado). Monasterios de todas las religiones tienden a ser ubicados en puntos elevados.

En la antigua Mesopotamia, los sumerios construyeron montañas artificiales llamadas zigurats que fueron consideradas las moradas de los dioses.

Las culturas precolombinas de México también erigieron grandes pirámides con escaleras que conducían al cielo.