QUÉ SON EL YIN Y EL YANG


El I Ching, o Libro de las Mutaciones es donde por vez primera se mencionan el Yin y el Yang. Yin y Yang se representan en el Tai Ji Tu (traducido "el esquema de lo manifestado") que en su conjunto simboliza, en un nivel de generalización, el modo en que suceden los acontecimientos en el Universo. (Audio al final)

Pero ese Universo ya no corresponde de manera absoluta con el Tao (esencia primordial del universo) eternamente real. El Tai Ji Tu, ha restringido la realidad en una representación, en la expresión de un concepto. Yin y Yang representan cualidades generales del Universo. Son, como “Ser” y “No Ser”, un par que representa lo más general después del Tao.

No son una fuerza ni una energía ni una manifestación; no son particularidades, sino cualidades comunes a todos los fenómenos del Universo. Así, no es posible identificarlas con nada concreto y específico sin hacerlas perder su condición fundamental: su carácter universal. A pesar de no coincidir con algo concreto, están presentes y se manifiestan en todos los fenómenos.

Yin y Yang, son dos principios o fundamentos tan diferentes que casi son opuestos, pero no son antagónicos, pues son capaces de intertransformarse, de generarse mutuamente. Quizás la expresión más apropiada sea decir que son inversos. Lo inverso se parece a lo opuesto y a la vez, no lo es.

Si sumamos algebráicamente (tomando la cantidad considerada del modo más general posible) algo con su inverso, el resultado es un poco más o un poco menos que su expresión inicial; si los multiplicamos, su resultado es uno; y, si lo dividimos, su cuadrado. En ningún caso su resultado es nulo, vacío, nada, que es lo único que se puede esperar al afrontar algo con su opuesto.

A pesar de ser tan diferentes y parecer opuestos, son mutuamente dependientes, tanto, que aisladamente no pueden existir; cuando uno de ellos se agota o desaparece, desaparecen los dos y se extingue el fenómeno. Yin y Yang se encuentran en un permanente equilibrio establemente inestable, fluctuante, un incesante equilibrio dinámico. Ese equilibrio implica que constantemente la preponderancia del Yang, va seguida de la preponderancia del Yin y viceversa; que en la medida que Yang crece, Yin decrece y lo inverso; y que Yin se gesta y engendra en el interior del Yang, mientras algo idéntico ocurre en el seno de Yin.

Yin y Yang son esencialmente asimétricos como el Universo, pero esa asimetría no es una expresión caótica sino de una irregularidad enmarcada en un contexto de orden. Cuando este equilibrio regularmente irregular, asimétrico y fluctuante se rompe, aparecen los cambios, las transformaciones más o menos bruscas, o la enfermedad y la muerte.

Todos los fenómenos pertenecen principalmente a Yin o a Yang, pero ninguno es totalmente Yin o totalmente Yang . Ninguno puede representar al Yin o al Yang totales, de la misma manera que ninguna particularidad puede representar a lo universal, a lo general, a pesar de estar incluida en aquél. Las propiedades de Yin y Yang enfatizan la importancia de la mutación y la subrayan como lo primordial, como la expresión fundamental y la causa de todos los fenómenos.

A la vez Yin y Yang expresan también el carácter relativo de todos los cambios, transformaciones y acontecimientos, pues todo fenómeno es desde una perspectiva predominantemente Yang pero, desde otro ángulo, predominantemente Yin.

El elevado nivel de abstracción de la doctrina original de Lao-Tsé se expone en el Tao Te King cuando afirma que permaneciendo sin expectación, sin esperar o desear algo, se percibe el misterio, lo sutil, lo esencial. Con expectación, que en cierta medida entraña algún grado de prejuicio, solo se ven las manifestaciones, los límites de la apariencia, lo formal, lo efímero.

Yin y Yang implican cinco principios fundamentales, que delimitan el contexto de la teoría que los justifica, que son:

1.- Principio de la infinitud.
2.- Principio de oposición.
3.- Principio de la interdependencia.
4.- Principio de crecimiento y decrecimiento.
5.- Principio de intertransformación.

En estos cinco principios fundamentales se expresan, el carácter relativo y reflexivo de todos los fenómenos, leyes y regularidades generales de la Naturaleza, así como cualidades esenciales del pensamiento de Lao-Tsé. Se pueden comprender mejor cuando los cuatro últimos se organizan en tres pares. Estos son:

Oposición-Interdependencia.
Crecimiento-Decrecimiento.
Intertransformación (Transformación de Yin en Yang y de Yang en Yin).

OPOSICIÓN-INTERDEPENDENCIA

Este par de principios se evidencian con claridad en cualidades que se implican mutuamente al punto que mencionar una, expresa inevitablemente su contrario. La noche se incluye en Yin y el día, en Yang pero, mencionar por ejemplo la noche, implica reconocer la existencia del día. Lo bajo se clasifica como Yin y lo alto como Yang; el designar algo bajo lleva necesariamente a considerar que existe algo por encima, más alto.

También sus características se aprecian con claridad cuando se dice que:

Lo anterior es Yin y lo posterior Yang.
La materia o la sustancia es Yin y la actividad Yang.
Lo oscuro es Yin y lo claro, Yang.
Lo blando pertenece a Yin y lo duro a Yang.
Lo frío corresponde a Yin, lo caliente a Yang.
La derecha es Yin y la izquierda Yang.

Todas estas cualidades, como muchas otras, son tan diferentes que casi son opuestas, pero no son antagónicas, pues no pueden existir independientemente una de la otra. Separarlas es imposible y, por más que pretendamos lo contrario, siempre que una de ellas está explícita, la otra conserva toda su vigencia de manera implícita. Los principios de oposición e interdependencia ponen de manifiesto también la relatividad de los fenómenos y el carácter infinito, tanto hacia el macrocosmos como hacia el microcosmos, de Yin y de Yang.

En relación al cuerpo humano por ejemplo, las características de los principios se expresan con nitidez. Así, en la anatomía, la parte superior del es Yang, mientras que el inferior es Yin; el izquierdo es Yang y el derecho Yin; y el posterior o dorsal es Yang y el anterior (o delantera) Yin.

En cualquier porción de la anatomía que examinemos lo que se sitúe en posición cefálica, lateral, superficial, izquierda y dorsal, pertenece predominantemente a Yang, mientras que lo situado en posición caudal, medial, profundo, derecho y ventral, pertenece fundamentalmente a Yin.

Si nos atenemos a otras cualidades morfológicas, lo sólido, lo macizo esta más próximo a Yin y lo hueco, lo no macizo, a Yang. Los órganos considerados como sólidos, tales como el corazón, los riñones, los pulmones, el bazo y el hígado, pertenecen a Yin, mientras que vísceras huecas como el estómago, el intestino delgado, la vesícula biliar, la vejiga y el intestino grueso pertenecen a la polaridad Yang.

También cada órgano y víscera en tanto que fenómeno, tienen una polaridad Yang y otro Yin. Así su tejido, el sustrato anatómico pertenece a Yin y su función a Yang, pero dentro de las funciones por ejemplo, del psiquismo y los afectos, son más Yang que las relacionadas con la formación de sangre y acumulación de reservas.

Si nos atenemos a las manifestaciones mórbidas (es decir relacionadas con la enfermedad) ocurre algo semejante. Las alteraciones superficiales son más Yang que las profundas; los trastornos predominantemente estructurales son más Yin que las esencialmente funcionales; una anemia es más Yin que una disnea (dificultad de respirar); un delirio es más Yang que un cólico, y una infertilidad es más Yin que una disfunción eréctil.

Las condiciones que identifican a Yin y a Yang pueden comprenderse aún mejor si examinamos una serie de cualidades que pertenecen a uno y a otro, sobre todo si se las aprecia como dos conjuntos y no como elementos aislados, considerando la afirmación plasmada en el Nei Jing Su Wen (obra antigua de la medicina china): “En consecuencia, al nacimiento y crecimiento se llama transformación; al crecer hasta el extremo se llama mutación; lo incomprensible de Yin y Yang se llama divino; la infinita aplicación de lo divino se llama sabiduría”.

La extensión o expansión, en tanto mayor expresión de estabilidad, de acumulación de cantidades y más cercana al “Ser”, pertenece esencialmente a Yin, mientras que la mutación, vinculada con el salto a otra -u otras cualidades y más relacionada con el “No Ser”, está vinculada fundamentalmente en Yang.