El diseñador
La idea del diseño no se asocia directamente con el concepto de Dios, si bien en algunos casos se le asignan igualmente características que las religiones asocian con Dios. No se pronuncian sobre la identidad del o de los creadores o sobre los medios que utilizaron para diseñar y crear la vida.
Algunos que son partidarios de la existencia de un diseñador explican que tal como hay inteligencia detrás de cualquier logro que el progreso humano produce; así estructuras complejas como la célula, y el átomo, con estructuras y funcionamiento ordenados y complejos, tienen que haber sido igualmente producidos por alguien. De igual modo, tal como se requiere una formación e inteligencia para legislar leyes humanas, que ordenan las sociedades, así también, es necesaria una inteligencia para establecer las complejas leyes que rigen el Universo.
Otro argumento es que sin inteligencia, tanto artistas, artesanos, y diseñadores en diferentes campos, no pueden producir ni crear sus trabajos. Por tanto, el diseñador de la vida debe poseer una inteligencia superior a la inteligencia humana para producir estructuras para la vida que no pueden ser reproducidas en el laboratorio por seres humanos inteligentes.
Los promotores del diseño inteligente postulan que el modelo científico de la evolución por selección natural sería insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida y que el universo es demasiado apto para las criaturas vivientes como para pensar que se produjo por puro azar. La evolución es descrita por los científicos, sin embargo, como un proceso sistemático y orientado, basado en la selección; aunque trabaja, eso sí, sobre una variabilidad generada por procesos esencialmente aleatorios a través del tiempo.
Los argumentos en favor del llamado “diseño inteligente” se refieren sobre todo a los siguientes aspectos:
CONTINÚA CON...
El "universo bien afinado"
La "complejidad irreductible"
La "complejidad específica"CONTINÚA CON...
El "universo bien afinado"
La "complejidad irreductible"
Crítica a la existencia de un diseñador. Paradoja del diseñador
Y Vídeo sobre el Diseño inteligente
El "universo bien afinado"
Afirma que vivimos en un Universo bien afinado, con muchas características que hacen posible la vida y que no pueden atribuirse a la suerte. Estas características incluyen los valores de las constantes físicas (como el valor de las interacciones nucleares) y muchos otros. Los defensores de este modelo argumentan que si alguno de estos valores fuera ligeramente diferente, el Universo sería diferente, haciendo imposible la existencia de muchos elementos químicos y características del Universo tales como las galaxias. Así, hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure que las condiciones requeridas estuvieran presentes en su momento produciendo el resultado que este diseñador había previsto.
Formulada por el bioquímico M. J. Behe en términos de “complejidad bioquímica irreducible”, se plantea así:
...Un sistema integrado compuesto de varias partes que interactúan, contribuyendo a la función básica, en donde al eliminar alguna de ellas se produce la interrupción de la funciones del sistema.
Behe utiliza la trampa para ratones como ejemplo para ilustrar el concepto. Una trampa para ratones está compuesta por varias piezas que interactúan (la base, la trampa, el resorte, el martillo); todas ellas deben estar en su puesto para que la trampa para ratones funcione. Al eliminar uno de ellos, el objeto deja de ser funcional.
Behe en la La caja negra de Darwin, introduce su noción de complejidad irreductible y sostiene que la presencia de muchos sistemas bioquímicos indican que son resultado de un diseño inteligente y no de un proceso evolutivo. Indica que no tenemos posibilidad de entender las motivaciones del diseñador. Los diseños con defecto podrían por ejemplo haber sido incluidos por el diseñador por razones artísticas, o para un propósito que todavía no hemos comprendido u otras razones. Coyne responde que en vista de la evidencia, "la vida resultó no de un diseño inteligente sino de la evolución o bien, el diseñador es un ente cósmico que diseñó todo para que luciera como si hubiera sido creado como consecuencia de un proceso de evolución". Otros seguidores de este movimiento afirman que quizá el diseñador utilizó las características del universo para direccionar la evolución, y así esculpir la vida que en un principio plantó.
Este concepto fue desarrollado por el matemático, filósofo y teólogo William A. Dembski. Afirma que cuando algo tiene complejidad específica significa que fue producido por una causa inteligente, en lugar de ser el producto de un proceso natural. Como ejemplo propone: "Una sola letra de un alfabeto es específica sin ser compleja. Una larga frase de letras escogidas de forma aleatoria es compleja pero no específica. Un soneto de Shakespeare es complejo y específico." Dembski afirma que los detalles de los seres vivientes tienen esa misma característica, especialmente los patrones de secuencias de las moléculas biológicas funcionales como el ADN.
Francisco J. Ayala, en su obra Darwin y el diseño inteligente, sostiene que se puede ser perfectamente partidario de la teoría científica de la evolución de las especies y creer en la existencia de un dios creador, personal y providente. Dicho de otro modo: el concepto científico de evolución no niega la noción metafísica y teológica de creación a partir de la nada, ni a la inversa.
Ver Crítica a la existencia de un diseñador. Paradoja del diseñador
Y Vídeo sobre el Diseño inteligente
Y Vídeo sobre el Diseño inteligente
El "universo bien afinado"
Afirma que vivimos en un Universo bien afinado, con muchas características que hacen posible la vida y que no pueden atribuirse a la suerte. Estas características incluyen los valores de las constantes físicas (como el valor de las interacciones nucleares) y muchos otros. Los defensores de este modelo argumentan que si alguno de estos valores fuera ligeramente diferente, el Universo sería diferente, haciendo imposible la existencia de muchos elementos químicos y características del Universo tales como las galaxias. Así, hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure que las condiciones requeridas estuvieran presentes en su momento produciendo el resultado que este diseñador había previsto.
La "complejidad irreducible"
Formulada por el bioquímico M. J. Behe en términos de “complejidad bioquímica irreducible”, se plantea así:
...Un sistema integrado compuesto de varias partes que interactúan, contribuyendo a la función básica, en donde al eliminar alguna de ellas se produce la interrupción de la funciones del sistema.
Behe utiliza la trampa para ratones como ejemplo para ilustrar el concepto. Una trampa para ratones está compuesta por varias piezas que interactúan (la base, la trampa, el resorte, el martillo); todas ellas deben estar en su puesto para que la trampa para ratones funcione. Al eliminar uno de ellos, el objeto deja de ser funcional.
Behe en la La caja negra de Darwin, introduce su noción de complejidad irreductible y sostiene que la presencia de muchos sistemas bioquímicos indican que son resultado de un diseño inteligente y no de un proceso evolutivo. Indica que no tenemos posibilidad de entender las motivaciones del diseñador. Los diseños con defecto podrían por ejemplo haber sido incluidos por el diseñador por razones artísticas, o para un propósito que todavía no hemos comprendido u otras razones. Coyne responde que en vista de la evidencia, "la vida resultó no de un diseño inteligente sino de la evolución o bien, el diseñador es un ente cósmico que diseñó todo para que luciera como si hubiera sido creado como consecuencia de un proceso de evolución". Otros seguidores de este movimiento afirman que quizá el diseñador utilizó las características del universo para direccionar la evolución, y así esculpir la vida que en un principio plantó.
La "complejidad específica"
Este concepto fue desarrollado por el matemático, filósofo y teólogo William A. Dembski. Afirma que cuando algo tiene complejidad específica significa que fue producido por una causa inteligente, en lugar de ser el producto de un proceso natural. Como ejemplo propone: "Una sola letra de un alfabeto es específica sin ser compleja. Una larga frase de letras escogidas de forma aleatoria es compleja pero no específica. Un soneto de Shakespeare es complejo y específico." Dembski afirma que los detalles de los seres vivientes tienen esa misma característica, especialmente los patrones de secuencias de las moléculas biológicas funcionales como el ADN.
Francisco J. Ayala, en su obra Darwin y el diseño inteligente, sostiene que se puede ser perfectamente partidario de la teoría científica de la evolución de las especies y creer en la existencia de un dios creador, personal y providente. Dicho de otro modo: el concepto científico de evolución no niega la noción metafísica y teológica de creación a partir de la nada, ni a la inversa.
Ver Crítica a la existencia de un diseñador. Paradoja del diseñador
Y Vídeo sobre el Diseño inteligente
Al afirmarse la necesidad de un diseñador, naturalmente se abre la posibilidad y surge con ello también la paradoja (proposición en apariencia verdadera contiene una contradicción lógica) de poder preguntarse ¿quién diseñó al diseñador?
Partidarios como el matemático, filósofo y teólogo Estadounidense William A. Dembski en The Design Inference especulan que el rol de diseñador lo pudo haber cumplido un extraterrestre o extrauniverso culto. Admitiiendo la "paradoja del diseñador diseñado", Dembski concluye que "ningún agente inteligente de naturaleza estrictamente física pudo haber realizado el diseño del universo o de la vida desde su inicio."
Los proponentes del diseño inteligente recurren también a conceptos filosóficos (por ejemplo, a partir de las ideas de Aristóteles, cuando propone la existencia metafísica de un Primer Motor Inmóvil). Esta respuesta, en cualquier caso, habría que buscarla fuera del campo de la ciencia natural.
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