EL REINO PERDIDO DE LA ATLÁNTIDA
Atlántida (en griego antiguo, Atlantís nēsos, "isla de Atlantis") es el nombre de una isla legendaria desaparecida en el mar, mencionada y descrita por primera vez en los diálogos Timeo y Critias, textos del filósofo griego Platón.
Actualmente se admite la posibilidad de que la leyenda haya sido inspirada en un fondo de realidad histórica vinculado a alguna catástrofe natural, como podría ser una inundación, un gran terremoto o una erupción volcánica.
Mapa de Mapa de Athanasius Kircher mostrando una supuesta ubicación de la Atlántida |
En los textos de Platón, Critias, discípulo de Sócrates, cuenta una historia que de niño escuchó a su abuelo y que éste, a su vez, supo de Solón, un respetado legislador ateniense, a quien se la habían contado sacerdotes egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo.
La historia según Critias se remonta en el tiempo a nueve mil años antes de la época de Solón; narra cómo los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada más allá de las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar) y que, al poco tiempo de la victoria ateniense, desapareció en el mar a causa de un terremoto y de una gran inundación.
En el Timeo, Critias habla de la Atlántida en el contexto de un debate sobre la sociedad ideal.


En honor a Atlas, la isla fue llamada Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico. Su hermano gemelo se llamaba Gadiro y gobernaba la isla que desde las Columnas de Hércules hasta la región que por derivación de su nombre se denominaba Gadírica (archipiélago de islas existente en lo que actualmente es la Bahía de Cádiz. España).
Favorecida por Poseidón, la isla de Atlántida era abundante en recursos. Había toda clase de minerales, destacando el oricalco (cobre de montaña) más valioso que el oro para los atlantes y con usos religiosos; grandes bosques; numerosos animales, domésticos y salvajes, especialmente elefantes y abundantes y variados alimentos provenientes de la tierra.

La caída del imperio atlante
Los reinos de la Atlántida formaban una confederación gobernada por leyes escritas en una columna de Oricalco, en el Templo de Poseidón. Las principales leyes disponían que los distintos reyes debían ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de Atlas.
Cada cinco o seis años, los reyes se reunían para tomar acuerdos y para juzgar y sancionar a quienes habían incumplido las normas que los vinculaban.
La justicia y la virtud eran propios del gobierno de la Atlántida, pero cuando la naturaleza divina de los reyes descendientes de Poseidón se vio disminuida, la soberbia y las ansias de dominación caracterizaban a los atlantes. Según el Timeo, comenzaron una política de expansión que los llevó a controlar los pueblos de Libia hasta Egipto y de Europa, hasta Tirrenia (centro de Italia). Cuando trataron de someter a Grecia y Egipto, fueron derrotados por los atenienses.
El Critias señala que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia, pero el relato se interrumpe en el momento en que Zeus y los demás dioses se reúnen para determinar la sanción. Sin embargo, habitualmente se suele asumir que el castigo fue un gran terremoto y una subsiguiente inundación que hizo desaparecer la isla en el mar, "en un día y una noche terribles", según señala el diálogo en Timeo.