LENGUA
La arqueología y el estudio de las religiones arcaicas revelan coincidencias entre sociedades muy alejadas por la posible conquista del territorio por los pueblos indoeuropeos, con la consiguiente imposición de su cultura. En cambio, la gran diversidad cultural que se aprecia entre los pueblos indoeuropeos apunta la posibilidad de que su lengua y patrimonio se estableciera por contagio, sin desbancar las culturas originales, aunque las diferencias también pudieron surgir de la adaptación a los sucesivos territorios durante la expansión, resultando en variantes de una misma cultura indoeuropea.
LA HIPÓTESIS DE LOS KURGANES
Marija Gimbutas que identifica de la cultura de los kurganes, situada en la estepa rusa y sur de Ucrania. La base de dicha identificación se basa en que la cultura material atribuible a los pueblos indoeuropeos a partir de la paleontología lingüística es similar a la cultura material de los kurganes. Otras propuestas de identificación son las que proponen identificaciones diferentes, desde la península anatolia. En cualquier caso, algunos de los rasgos culturales que se les atribuyen son la domesticación del caballo y el uso de carros, junto con la ganadería y la agricultura.
El factor o componente principal más importante parece relacionado arqueológicamente con las fechas de la expansión de la agricultura neolítica en Europa hace entre 10 mil y 6 mil años.
La relación idiomática se considera comprobada. Numerosos lingüistas mantienen la tesis de un tronco común repartido en diversas familias. Hubo una sola lengua matriz en el área de expansión de los indoeuropeos. Rask demostró la relación del islandés y las lenguas germánicas con el griego y el latín. Bopp demostró el parentesco entre algunas lenguas orientales, como el sánscrito de la India, con las occidentales griego y latín.
Bopp comparaba la gramática, mientras que los esfuerzos de Rask se centraron en la fonética. Entre ambos fundaron la Lingüística comparada y, tras ellos, pudo asegurarse científicamente que todas las lenguas europeas modernas, salvo cinco (vasco, finés, estonio, húngaro y lapón), proceden de un idioma primigenio común, fuente asimismo de numerosas lenguas orientales. Este idioma fue llamado Indogermano por sus primeros analistas, que eran alemanes, y después, respondiendo a su ámbito de difusión, Indoeuropeo.
Basándose en la paleontología lingüística (disciplina que pretende clarificar la prehistoria y cultura material de los hablantes de una lengua muerta o protolengua antigua), se ha intentado averiguar cuál podría ser la cultura originaria de los indoeuropeos. Al principio se situó en la India, pero luego se demostró que el sánscrito era una lengua más reciente, y el origen se fue desplazando paulatinamente hacia el Mar Báltico y el río Danubio.
Más tarde se trabajó a partir del lenguaje y las palabras con raíces indoeuropeas, deduciendo que el paisaje por el que se movía aquel pueblo primigenio estaba integrado por una flora y fauna dominada por hayas y abedules, así como ciervos, caballos, lobos, osos, jabalíes y gansos, así como por frecuentes lluvias y tormentas, lo que descartaba la posibilidad de zonas climáticas excesivamente calurosas y/o secas para aquella cultura.
ARQUEOLOGÍA
La arqueología y el estudio de las religiones arcaicas revelan coincidencias entre sociedades muy alejadas por la posible conquista del territorio por los pueblos indoeuropeos, con la consiguiente imposición de su cultura. En cambio, la gran diversidad cultural que se aprecia entre los pueblos indoeuropeos apunta la posibilidad de que su lengua y patrimonio se estableciera por contagio, sin desbancar las culturas originales, aunque las diferencias también pudieron surgir de la adaptación a los sucesivos territorios durante la expansión, resultando en variantes de una misma cultura indoeuropea.
EVIDENCIAS GENÉTICAS
El genetista italiano L. L. Cavalli-Sforza llevó a cabo un análisis de componentes principales de la frecuencia de ciertos marcadores genéticos del ADN de los europeos, determinando que prácticamente toda la variación encontrada podía ser explicada a partir de cinco componentes principales.
Distribución del haplogrupo R1a1, comúnmente presentado
como confirmación genérica de la hipótesis kurgánica
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R1a (R-M420) se encuentra en una región que va de Europa Oriental hasta la India; presentando dos máximos en cada uno de los extremos de esta área: uno en Europa del Este, donde se encuentran densidades de más del 50% entre los serbios, polacos y ucranianos, y otro máximo en la región del Pami (Tayikistán), la cual se encuentra entre los límites de Asia Central con Asia Meridional en poblaciones como los pandits de Cachemira (72%) y los ishkashimis de Tayikistán (68%).
También se encuentran frecuencias significativas en otras zonas de Asia Central, llegando hasta Siberia y, en Escandinavia, desde donde algunos portadores, posiblemente vikingos, se extendieron a Gran Bretaña. Se cree que la dispersión de este haplogrupo está relacionado con la expansión de las lenguas indoeuropeas (las cuales son habladas por casi la mitad de la población mundial), en especial por la expansión de las lenguas eslavas e indoiranias.
El factor o componente principal más importante parece relacionado arqueológicamente con las fechas de la expansión de la agricultura neolítica en Europa hace entre 10 mil y 6 mil años.