Ruah
Nuevo Testamento. Hechos 2:37-39. Al oír esto, todos sintieron un profundo remordimiento en su corazón, y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?» Pedro les dijo: Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.
El Espíritu Santo
Dios es Padre, es hijo, y también es Espíritu
En los Evangelios se puede apreciar como Jesús, durante toda ya vida, comunica la promesa del Espíritu que, como una fuerza transformadora, se revela como la vida y la salvación. Desde el punto de vista cristiano, Dios da su Espíritu para fortalecer la fe de los que confían en Él, y para que continúen la misión de Jesús en el mundo.
Pentecostés
Una de las fiestas más importantes del judaísmo es la fiesta de Pentecostés, que se celebra cincuenta días después de la Pascua. Después de la muerte y resurrección de Jesús, durante esta fiesta, sus amigos, familiares y seguidores, estaban reunidos cuando de repente sintieron el Espíritu de Jesús en su interior.
El Libro de los Hechos de los Apóstoles narra este episodio. Del miedo inicial tras muerte de Cristo pasan a experimentar la fuerza de la llama del Espíritu de Dios. El don de lenguas que reciben en este momento los hace personas libres y capaces de transmitir la Buena Nueva. Es entonces cuando los apóstoles comprenden su misión. Pedro, en en su discurso a todos los que se habían reunido allí, les explica que deben convertirse, bautizarse y quererse los unos a los otros, y también formar comunidades para vivir conjuntamente el mensaje que Dios les ha enviado a través de Jesús, su Hijo, y del Espíritu que los fortalece.
Los frutos y dones del Espíritu Santo
El Espíritu de Dios ayuda los cristianos en su conversión interior y les da luz para entender cómo tienen que vivir el mensaje de Jesús. Mueve y ayuda a las personas a seguir a Jesús y ser testigos de su Evangelio. Los cristianos, al vivir ya su vida en el Espíritu, se les reconoce por los frutos.
La tradición del Iglesia enumera doce frutos del Espíritu Santo:
Caridad
Alegría
Paz
Paciencia
Generosidad
Bondad
benignidad
Mansedumbre
Fidelidad
Modestia
continencia
Castidad
El Espíritu de Dios otorga dones especiales que ayudan a los creyentes a ser fieles a Dios y su plan de salvación. San Pablo habla de los dones del Espíritu Santo en algunas de sus Cartas. Según la tradición de la Iglesia, los siete dones del Espíritu Santo son:
Sabiduría
Inteligencia
Consejo
Temor de Dios
Ciencia
Piedad
Fortaleza
El Espíritu de Dios desea, fundamentalmente, que las personas sean felices y colaboren en la construcción del Reino de Dios. Santo Tomás de Aquino, importante teólogo y filósofo del siglo XIII, decía que el destino del hombre es su propia felicidad, ya que todo ser humano no deja de buscarla y anhela encontrarla. La propuesta de felicidad de los Evangelios se encuentra en las Bienaventuranzas.
Símbolos del Espíritu Santo
Para hablar del Espíritu Santo y de sus obras se utilizan unos símbolos que ayudan a conocer y comprender mejor este concepto.
La Paloma.
En el bautismo de Cristo aparece una paloma, con la cual se da a entender la manifestación del Espíritu que desciende suavemente sobre las personas.
A veces aparece en forma de un viento fuerte, así muestra su movimiento constante.
El agua del bautismo simboliza la inmersión de la nueva vida en el Espíritu Santo.
El sello.
La imagen del sello indica el carácter permanente de la unción (la manifestación de Dios) del Espíritu Santo en los sacramentos.