VIDA Y LEYENDA DE ZOROASTRO (ZARATUSTRA)


Ante todo hay que tener presente lo que ha significado Zoroastro en la historia de la religión y de la Humanidad. Se le considera a Zarathustra como el primer fundador de una religión, el primero que se apartó del politeísmo en que se había convertido la primitiva creencia personificadora de las fuerzas de la Naturaleza. En definitiva fue el precusor del monoteísmo, la expresión de la existencia de algo superior a los hombres y a todo cuanto existía, o de una potencia única creadora. Solo existe un caso parecido: el de la efímera reforma de Akenatón. Se considera a Zarathustra como el primer fundador de una verdadera religión, la más importante de la antigüedad, y a su país, Persia (Irán), como el primero que tuvo un sistema religioso orientado hacia un orden moral.

Entre la historia y la leyenda

En torno a Zarathustra como sucede con todos los fundadores de religiones se forjó una leyenda. Es difícil separar lo cierto de lo legendario. Nació en el Irán oriental, en una comunidad agrícola modesta en la que la preocupación principal de sus habitantes era escapar de los nómadas que les robaban cuanto podían, especialmente el ganado. 

Pertenecía a una familia de etnia Indo-europea de raza blanca; su padre se llamaba Purushaspa y su madre Dughdhova y recibió el nombre de Zarathustra (Zarthust o Zardusk, como también se encuentra escrito); "ustra" significa camello. En ciertas tribus persas primitivas era costumbre que los niños tuviesen un nombre relacionado con algo que habían hecho o había llamado la atención. La etimología de "Zarath", se desconoce.

En el terreno de la leyenda, su padre Purushaspa descendía, tras 45 generaciones, de Gayomart, el Adán de la mitología irania. Se ha dicho también que Zoroastro era el tercero de cinco hermanos, y que él mismo tuvo tres esposas. Con la tercera, Hvovi, a la que prefería, no tuvo hijos. Sin embargo, ciertos textos hablan de tres hijos póstumos de Zarathustra, los dos primeros profetas, y el  tercero, el famoso Saoshyant, el Gran Mesías o Salvador iranio. Otra leyenda que omite la paternidad de Dughodhova, asegura que el fundador del Mazdeísmo nació de una virgen de quince años llamada Hervispotarvinitar, fecundada por un rayo de luz.

En los antiguos textos del Avesta aparece como consejero en cuestiones agrícolas de los pueblos seminómadas entre los que vivía; comunidades agrícolas muy modestas amenazadas por el pillaje de los nómadas. Uno de los crímenes que más le indignaban era el robo y muerte del ganado. 

Las convicciones de Zoroastro

Hasta Zoroastro las creencias carecían de legitimidad y autor, pues se habían formado en la fantasía de los hombres frente a lo desconocido, desde dos potentes impulsos: el miedo y la necesidad de ayuda. Se trataba de una trama de lo sobrenatural o religioso, sin paternidad, que fue obra de muchos, hasta que apareció el hombre capaz de fundar una religión.

Ya siendo un niño, dio pruebas de una gran precocidad. A los quince años, recibió la herencia de su padre y un cinturón o faja que sería más tarde símbolo de la nueva religión. Ver la ignorancia, la perversidad y las prácticas supersticiosas de los que le rodeaban le generaban amargura: Sentía gran compasión, pues daba a otros más pobres el forraje que extraía de la granja de su padre, para su ganado; hacía grandes caminatas sólo para socorrer a los hambrientos. Y una prueba de su intención de modificar las costumbres es que pidió que le dejasen ver, antes de desposarla, a la mujer con la que se iba a casar.

Los prodigios de Zaratustra

Ahura Mazda , dispuesto a proteger a su Profeta, no escatimó con él milagros y prodigios. Puso en manos de Zaratustra, al llegar a la corte del rey, un cubo de fuego con el que sin quemarse, se puso a hacer juegos malabares. Después, los sacerdotes le propusieron treinta y tres cuestiones, que Zaratustra resolvió. Además leyó en voz alta los pensamientos más secretos del rey, los sacerdotes y los sabios presentes. El interés por él del maravillado Vishtaspa, no lo soportaron cortesanos y sacerdotes; se dieron cuenta del peligro que representaba para ellos que aquel profeta trajese una religión nueva y distinta de la suya. Así, sobornaron al criado que el rey había puesto al servicio de Zaratustra, para poder acusarle de brujería,  falta gravísima cuando no eran sus dioses o sus representantes en la Tierra los que realizaban los milagros; el criado puso en su habitación cabezas y colas de gatos y de perros, e incitaron luego al rey a que mandase registrar la habitación. Zoroastro acabó encerrado en un calabozo. 

Apoyo del Rey y predicación

Pero Ahura Mazda lo veía todo, y el caballo del rey cayó extrañamente enfermo: sus cuatro patas quedaron pegadas a su vientre; los esfuerzos de los veterinarios oficiales y los conjuntos sacerdotales resultaron inútiles para despegarlas. Pero Zoroastro lo consiguió; su habilidad al curarlo le valió la adhesión incondicional del rey. Junto con el fervor ahora también de la corte, pudo emprender de modo abierto su predicación.

Ayudado por los favores del Cielo y de los poderosos, su vida fue mucho más fructífera y feliz. Obtuvo otra gran victoria, esta vez sobre Cangranghacah, un brahmán muy sabio que vino de la India para confundirle, pero maravillado y confundido él mismo, se convirtió a la fe de Zoroastro. En el Indostán se produjo con tal apasionamiento mazdeísta que en un momento convirtió a ochenta mil personas.