LA MUERTE DE JUAN PABLO I. TEORÍAS Y HECHOS. DOCUMENTAL


JUAN  PABLO I. PROPÓSITOS, GESTOS Y MENSAJES

Juan Pablo I de nombre Albino Luciani (1912 - 1978) fue el papa desde el 26 de agosto de 1978 hasta su muerte, ocurrida 33 días después. Es recordado el apelativo del papa de la sonrisa.

Tomó decisiones para humanizar la figura del papa. Fue el primer papa moderno en hablar en singular utilizando "yo" en lugar del plural mayestático, aunque las grabaciones oficiales de sus discursos fueron reescritas de un modo más formal por algunos de sus ayudantes más tradicionalistas. Fue el primero en rechazar la silla gestatoria, hasta que le convencieron de que era necesaria para que los fieles pudieran verle.

Una de sus declaraciones, de gran repercusión en la prensa, fue que "Dios es Padre, y más aún, es madre", refiriéndose a Isaías 49:14-15, que compara a Dios con una madre que no olvida a su hijo Sion. Eligió como lema de su papado la expresión latina Humilitas ("humildad"), lo que se reflejó en su polémico rechazo de la coronación y de la tiara papal (mitra alta con tres coronas).

La muerte del papa

Según las fuentes oficiales, el papa, de 65 años, murió de un infarto en su cama y que no se llevó a cabo autopsia alguna por la oposición de sus familiares. Algunos aspectos de esta declaración oficial fueron contradichos más tarde: no fue el irlandés John Magee, secretario personal de Juan Pablo I, la primera persona en hallar el cadáver del Pontífice, sino una de las religiosas que se encargaban del trabajo doméstico; la familia del fallecido reveló que la muerte no se produjo en la cama, sino en su escritorio;  además, sí se le habría realizado una autopsia, según otros informes. Estas incoherencias oficiales, junto a otros factores de índole económica, han dado origen a teorías conspirativas que apuntan a un envenenamiento del Pontífice.

Teoría de la muerte natural

En 1988 el Vaticano abrió sus puertas al periodista John Cornwell y le dio todo tipo de facilidades para entrevistar a los testigos de la vida y muerte de Juan Pablo I. La conclusión fue que parecía inverosímil que el papa hubiera sido asesinado, atribuyendo su muerte a un conjunto de factores. Su carácter afable se vio aplastado por la burocracia vaticana y la presión de trabajo a la que fue sometido (el cardenal Villot reconoció que se sentía culpable de haberlo agobiado de trabajo con maletas de documentos), la poca ayuda que recibió del entorno para desempeñar su nueva función, sus problemas de salud (sobre todo circulatorios, embolias, etc.) que combinado con el estrés y un posible descuido en la medicación junto con la ausencia de trato por parte de los médicos del Vaticano, pudieron producir una embolia pulmonar la noche del 28 de septiembre de 1978.

Teoría del envenenamiento

Algunas investigaciones abundan en la teoría del envenenamiento. En el libro El día de la cuenta, el sacerdote español Jesús López Sáez presume que fue envenenado con una fuerte dosis de un vasodilatador. El libro En el nombre de Dios, del investigador inglés David Yallop, defiende que fue envenenado por altos jerarcas de la Iglesia católica en complicidad con mafiosos vinculados con el Banco Ambrosiano y las hermandades secretas masónicas.
El 9 de mayo 1978, mismo año de la muerte de Juan Pablo I, había sido asesinado el primer ministro de Italia, Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana. Las extrañas circunstancias de la muerte de Albino Luciani y otros sucesos como que la defunción no fuese certificada por el forense vaticano y lo precipitado de su embalsamamiento, precipitaron la teoría del asesinato. La doble confesión de la monja, Sor Vicenza Taffarel, quien encontró el cadáver (en una primera versión: vestido aún, en su baño, en el suelo, donde vomitó; y la otra: en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, despojado del hábito papal) indujeron a pensar que fue envenenado.

Teoría de la conspiración

Juan Pablo I pretendía ahondar en las reformas iniciadas por Juan XXIII. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Mientras fue Patriarca de Venecia, en 1972, el Banco Vaticano vendió al Banco Ambrosiano, propiedad de Roberto Calvi, la Banca Cattolica del Veneto, sin consultar al obispado metropolitano de Venecia, del cual Luciani era jerarca. 

El responsable de esta acción fue el arzobispo norteamericano Marcinkus, generando ciertas desavenencias entre Luciani, aún no nombrado papa. La Banca Cattolica del Veneto estaba especializada en préstamos con bajos tipos de interés hacia los más necesitados. Giovanni Benelli, sustituto del Secretario de Estado Vaticano, le cuenta que existe un plan entre Roberto Calvi, Michele Sindona y Marcinkus para aprovechar el amplio margen de maniobra que tiene el Vaticano: "evasión de impuestos, movimiento ilegal de acciones". La reacción de Luciani, recogida en el libro Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I, es de una enorme decepción.


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