SHAMBALA Y EL REINO DEL PRESTE JUAN


Algunas cartas medievales indican la existencia de un territorio que designaban con el nombre de Reino del Preste (sacerdote) Juan, y que al parecer, se extendía desde el Turkestán al Tibet y desde los Himalayas hasta el desierto del Gobí. En 1.145, el historiador Otto de Freissing oyó hablar del Preste Juan, cuyo reino se emplazaba más allá de Armenia y de Persia, en el Extremo Oriente. Algunos monarcas y autoridades eclesiásticas que mantuvieron estrecha correspondencia con este mítico Rey-Sacerdote de Oriente.


Emmanuele I de Bizancio y Federico Barbarroja, así como otros reyes recibieron mensajes del propio Preste Juan. Restos de esta correspondencia se encuentran en los archivos vaticanos.

El 27 de Septiembre de 1.177, el papa Alejandro III dirigió en Venecia una carta al Ilustre y Magnífico Rey de las Indias (Orientales), en la que le hacía saber que había sido informado sobre la existencia de este Reino por un enigmático personaje llamado Maestro Phillip, médico y consejero del pontífice, quien habría tenido contactos con la Secreta Hermandad de Oriente, según fuentes de tendencia esotérica y masónica. Según el relato, en dicho reino surcaban el cielo dragones volantes y existía un elixir de la inmortalidad que manaba de una fuente. La pobreza, la enfermedad, el vicio o el crimen no existían, pero sobre todo hablaba de una Torre de Cristal donde vivía el rey y de una Torre de Piedra con poderes sobrenaturales que concedía todos los deseos.

Este relato tiene una gran similitud con la gesta mitológica del Santo Grial y de los Caballeros de la Tabla Redonda. En las obras de Wolfran Von Eschembach, caballero templario, se hace una alusión perfumada de mística, a la existencia de Shambalah y de su Torre, donde Arturo, El Rey del Grial, custodiaba el tesoro del mundo, la Piedra del Exilio (Lapsis Exilis), rodeado por los cuatro Caballeros de la Jerusalén Celeste.