ORÍGENES HISTÓRICOS Y BÍBLICOS DE APOCALÍPSIS




ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y BÍBLICOS DE APOCALIPSIS

Derrota de Judea ante los caldeos

Cuando Judea, por el 586 a. C. fue derrotada por los caldeos babilónicos en el reinado de Nabucodonosor, después de haber sido destruido el Templo y desterrados muchos judíos a Babilonia, Israel se sumió en la miseria y la desesperación. Comerciantes, sacerdotes y autoridades desoían el clamor de los pobres, encumbrados por Job (ejemplo de santidad, integridad de espíritu y fortaleza ante las dificultades).

Mesías y Rey David

Entre los exiliados surgió la nostalgia por el retorno del Reino y de un rey de la antigua dinastía de David, al que se referían encubierta y prudentemente como el Mesías, es decir, el ungido, el Rey. Algunos versos del Libro de Isaías describen esa Edad de Oro añorada: "Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra" (Isaías 2:4); "...sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío" (Isaías 11:4). 

Exilio y tribulación

Después del exilio llegaron las tribulaciones. y los profetas judíos se radicalizaron respecto de la llegada de la Edad de Oro, especialmente en cuanto a las calamidades que caerían sobre sus enemigos. El Profeta Joel (400 a. C.) dijo: "¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso." (Joel 1:15). Se refiere a la venida de un tiempo determinado, cuando Dios Juzgarrá a todo el mundo: "reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra...." (Joel 3:2). Esta fue la primera expresión literaria del Dia del Juicio, cuando Dios pondrá fin al orden presente del mundo.

El liderazgo macabeo y la espera del Mesías

Bajo el dominio de los macabeos (un movimiento judío de liberación), el Libro de Daniel, lleno de visiones apocalípticas, fue escrito para apoyar la rebelión y prometer un futuro esplendoroso. Otros libros de este género fueron excluidos de la Biblia hebraico-cristiana, como el de Enoc. La rebelión macabea tuvo éxito y se estableció un reino judaico, pero no se alcanzó la mencionada edad de Oro. El Mesías siempre estaba por venir. Juan el Bautista exhortaba: "Arrepentíos, que está cerca el reino de los cielos" (Mateo 3:2). En aquellos tiempos era tan grande la expectación que cualquiera que declarara ser el Mesías tenía sus seguidores. En griego "Mesías" se decía Christós. Por eso los seguidores de Jesús se llamaron "cristianos".

Jesús y fin de los tiempos


Y hasta Jesús mismo hizo predicciones de un inminente fin del mundo, por ejemplo en Marcos 24:27: Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre: Mateo 30:32: "Habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde que comenzó el mundo hasta ahora, ni volverá a suceder." Unos 20 años después de la muerte de de Jesús, el apóstol San Pablo, también esperaba el Día del Juicio inminente.

Las ideas de Mesías y Apocalipsis están muy vinculadas en todos los pueblos, pero particularmente en el caso de Israel, cuya historia ha estado muy marcada por el exilio y las derrotas. En cuanto al Reino Mesiánico y la victoria final contra su malestar, en el que reinará sobre la nación hebrea otro David, prototipo de todo buen rey, ¿será implantado ese Reino en este mundo o en uno nuevo? Los profetas y el mismo Jesucristo abundaron en las conmociones y tremendos sufrimientos que precederían al Mesías. Cada uno tenía una versión de los tiempos apocalípticos, aunque todos coincidían en dos cuestiones esenciales: el final será cataclísmico y el que el Hombre podrá encontrar el descanso reparador en el "día del Señor".