EL ÁNGEL CUSTODIO O ÁNGEL DE LA GUARDA


En la Biblia la palabra Ángel significa "mensajero", un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. Establecen un puente entre Dios y su custodiado. En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que "los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

En el Nuevo Testamento cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12:15).

El ángel de la Guarda se le asigna a cada ser humano para que le acompañe a través de su vida y después de la muerte. En este caso sólo pueden ofrecer su compañía, pero no ayudar al ser a obtener la salvación.

Nos asisten particularmente en la hora de la muerte, cuando más lo necesitamos. Según la opinión de los teólogos, los ángeles custodios respectivos acompañan las almas de sus protegidos o custodiados al purgatorio o al cielo después que éstos mueren, como acompañaban las de los antiguos patriarcas al seno de Abraham (Concepto judío fue adoptado por la iglesia primitiva. Tertuliano, escritor y un padre de la Iglesia lo consideraba como un lugar de espera hasta la resurrección de Cristo).

Según Tomás de Aquino acompañarán eternamente en el cielo a sus custodiados que consigan la salvación "no para protegerlos, sino para reinar con ellos y para ejercer sobre ellos algunos ministerios de iluminación".
También "atienden las oraciones suplicatorias dirigidas por los fieles a las almas de sus custodiados cuando éstas se encuentran todavía en el purgatorio en estado de ser socorridas; de hecho, las súplicas hechas a las almas del purgatorio se dice que son de las más efectivas".

"Voy a enviar un ángel delante de ti para protegerte en el camino y para conducirte al lugar que te prepare". (Éxodo 23:20)

Dijo Jesús: 

"Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18:10). 

Jesús incide en el hecho de que los niños en su pureza e inocencia están acompañados por la presencia de "sus ángeles". San Jerónimo sobre las palabras de Jesús dice: "La dignidad de una alma es tan grande, que cada uno tiene un ángel guardián desde su nacimiento".

La Biblia no sólo representa a los ángeles como nuestros guardianes, sino también como nuestros intercesores (intermediarios). El ángel Rafael (Libro de Tobías 12:12, de la Biblia Septuaginta) dice: "Ofrecí oraciones al Señor por ti".

El Ángel Custodio forma parte del Ser de las personas, es la intuición, la voz sabia que susurra al oído los mas bellos mensajes que el Cielo tiene para nosotros, de paz, alegría, amor, esperanza... Este Ángel nos recuerda quienes somos en realidad y nos muestra el camino de regreso a nuestro verdadero hogar que es Dios.

El ángel custodio es el compendio de todo lo bueno que hay en nosotros, en él está todo el bien que producimos en los demás, es en consecuencia, nuestra parte angelical. Es custodio porque toda la bondad en él contenida moviliza las energías protectoras y las que impulsan al noble actuar.

Iluminan nuestro entendimiento, proporcionándonos las verdades del modo más fácil de comprender mediante el influjo que pueden ejercer directamente en nuestros sentidos interiores y exteriores.

Otras cualidades o efectos de la guarda de nuestros ángeles custodios son:

Libran a sus protegidos de males y peligros, tanto del alma como del cuerpo: Que el ángel que me ha librado de todo mal -dijo Israel a su hijo José- bendiga a éstos niños (Génesisn 48:16).

Ponen ante Dios nuestras oraciones, no porque Dios, omnisciente, necesite de esto para conocerlas, sino para que las oiga benignamente, e imploran por sí mismos los auxilios divinos que nos ven necesitar, cuando a lo mejor nosotros ni siquiera percibimos que necesitamos o que recibimos tales auxilios ( Libro de Tobías 3 y 12 de la Biblia Septuaginta).

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